¿Cómo alcanzar mercados energéticos competitivos?

El 23 de mayo de 2018, con la organización de la Universidad del CEMA y del Instituto Argentino de la Energía “Gral. Mosconi”, se llevó a cabo un seminario donde calificados profesionales especializados en temas energéticos analizaron respuestas al interrogante planteado en el título, tanto del seminario como el de este artículo.

El primer punto interesante es que el mismo título implica toda una afirmación: actualmente no existen mercados energéticos competitivos en la Argentina.

En efecto, el mercado de la electricidad y del gas natural están intervenidos por el PEN mediante una regulación que fija precios mayoristas distintos a los costos económicos para su producción. La diferencia es pagada por el Estado nacional mediante subsidios a la oferta. Dicho en buen romance, los argentinos, todos los argentinos, transferimos mediante el impuesto inflacionario y mediante impuestos formales una considerable suma de dinero a los productores de gas y a los generadores eléctricos. En el caso del petróleo, si bien existe una declarada liberación del mercado mayorista vemos que en la práctica (postergación del aumento de la nafta), siguen vigentes los acuerdos de precios que pactan las petroleras con las autoridades nacionales.

Por una razón de estricta justicia es menester señalar que estas son las mismas intervenciones que el actual gobierno heredó de la administración anterior.

Una de las primeras conclusiones que surgieron del Seminario es que a pesar del fenomenal esfuerzo fiscal que significan estos subsidios a la oferta, la Argentina sigue siendo un importador neto de energías: petróleo crudo, gas natural y electricidad.

La más contundente recomendación de todos los expertos fue abrir a la libre competencia los mercados mayoristas energéticos tanto para incentivar las inversiones de largo plazo que el sector requiere como para alcanzar precios y tarifas competitivos a los consumidores. Esta cuestión fue analizada desde la perspectiva de las regulaciones vigentes en nuestro país y desde sus efectos económicos.

En relación con el mercado minorista las recomendaciones incluyeron propuestas para reformar algunas normas regulatorias distorsionantes, la modificación de los cuadros tarifarios residenciales y muy importante, una propuesta para desmonopolizar los servicios públicos de distribución de gas y electricidad en línea con las mejores prácticas que se aplican en Europa y en EE. UU. Esta desmonopolización significa darle mucho más poder a los consumidores a través de múltiples opciones para abastecerse de energía.  La cuestión de las energías renovables y los cambios climáticos también fueron objetos de profundos análisis.

Muchos de los expositores coincidieron en que la instrumentación de estas transformaciones exige un complejo tablero de control para coordinar los efectos de los múltiples cambios requeridos. En línea con ello, se recomendó que el gobierno convoque a un panel de expertos para clarificar el diagnóstico de la situación actual, definir un modelo objetivo y trazar el sendero a recorrer.

Para concluir, dos consideraciones que fundamentan una posición optimista respecto a la evolución futura del mercado energético argentino. La primera es que la crítica situación de las finanzas públicas impide continuar con el intervencionismo actual y consecuentemente, la necesidad de evolucionar a una apertura a los mercados competitivos. La segunda consideración es que las reglas de juego claras, sin las distorsiones de las intervenciones gubernamentales, asegurarán inversiones de largo plazo que desarrollen los múltiples recursos energéticos con que fuimos dotados por la naturaleza.

No es difícil imaginar que, en algunos años, con una política consistente en la materia, Argentina pase a ser un exportador neto de energía.

Comentarios

Ricardo Molina

Consultor en temas energéticos.