El Estado voraz
¡Y dale con el “Estado voraz”, total echale la culpa al FMI! ¿O que vuelva a pagar el campo? El gobierno de Cambiemos inició su mandato con una Argentina desquiciada hablando solo en términos económicos (hay otros problemas muy graves de los que ya nos ocuparemos):
- Default, o por el mismo, convertida en paria financiera internacional: Nos hacían creer que no podemos pedir prestado porque somos machos y la verdad era que ninguno de esos ogros insaciables que cobran el 3 o 4 % de interés nos prestaba. Mientras tanto contábamos con el amigazo benefactor de Hugo Chávez, que nos prestaba al 16 %.
- El cepo cambiario que trajo graves inconvenientes a quienes por sus distintas actividades necesitaban acceder a los dólares. Inconvenientes que no tuvieron que soportar los “amigos del poder”, como siempre.
- Tres a cuatro años de recesión.
- El gasto público más alto de la historia, impuestos impagables y un déficit también histórico.
- Tarifas subsidiadas que provocaban y provocan un desequilibro entre regiones de nuestro país.
El presidente Macri y el entonces ministro Prat-Gay tomaron algunas medidas muy acertadas como abrir exitosamente el cepo cambiario, acordar la deuda en default, y eliminar y rebajar las retenciones que se les cobran aún –debió haberse avanzado más en este tema y eliminarlas definitivamente– a distintas producciones agrícolas.
Recurrentemente se plantea el hecho de por qué Macri no aclaró la herencia que recibió de los K? Creo que nunca la aclaró. Lo hace ahora, dos años y medio después para no asumir sus propios errores porque no pensaba hacer grandes reformas sino que solo trató de hacer eficiente la manada de elefantes en un bazar que recibió como Estado. Él y su equipo tuvieron el errado pensamiento “¡Nosotros somos la confianza! Vienen los inversores, la economía se reactiva, aumenta la recaudación y se va reduciendo el déficit, mientras tanto a la emisión de moneda le agregamos endeudamiento para financiarlo”.
Así como más de una vez se le escucha al presidente el correcto diagnóstico de que “no se puede gastar más de lo que ingresa”, le falta aprender y entender que un Estado no puede cobrar para mantener cualquier cosa. Habiendo recibido un Estado excedido en su tamaño no tuvo mejor idea que crear los ministerios de Modernización (no parece ser muy útil que digamos), Cultura, Turismo, entre otros; convertir a Tecnópolis en Tecnópolis Federal (¡en vez de cerrarla!), seguir manteniendo medios con sueldos carísimos como Canal 7, Radio Nacional, etc., etc.
Pasamos de ser un boliche caro, donde te cobraban comida que no consumías, los patovicas eran unos salvajes, el disc-jockey estaba borracho y las camareras te volcaban la bebida en la ropa; a ser un boliche donde sirven una comida rica y cara, patovicas de traje y muy educados, camareras extra gentiles, y de ambos en mayor cantidad que antes. Encima este gobierno no aprendió de uno de sus mayores aciertos: la baja de las retenciones al campo que provocó una mejoría en las actividades en el interior o que dependen del mismo: vehículos, maquinarias agrícolas, etc. En vez de extender esa baja a otros impuestos (¿IVA por ejemplo?), solo quedó en eso.
Y esa “mejora” para el campo fue circunstancial, porque después sufrió fuertes aumentos en impuestos provinciales (qué decir del revalúo inmobiliario de Vidal), tasas municipales y pasar de una histórica sequía a inundaciones que si bien no son responsabilidad del gobierno, debería tenerlas en cuenta y tomar decisiones que alivien la situación de los afectados por las mismas.
Volviendo a lo “general”, la necesidad de bajar el gasto y los impuestos no es una cuestión ideológica de liberales, libertarios o liberalotes; es una cuestión lógica. Puede haber un rebote o una reactivación temporaria, pero no un cambio de rumbo si no se empieza decididamente a reducir el tamaño del Estado y su peso sobre la esclavizada actividad privada.
Este errado camino tomado por el presidente Macri lo ha llevado –ahora que aumentaron las tasas para endeudarse en el exterior– a recurrir al FMI, el “enemigo perfecto” que quizás nos haga hacer el ajuste que este gobierno no supo y no quiso hacer, y si sale mal y “duele”, ¡fue el maldito FMI!, y también a pensar en cobrarle más retenciones al campo, que pasó de un gobierno que lo despreciaba a otro que lo ignora, o casi. Son insólitos algunos comentarios de ciudadanos de a pie diciendo “¡Total, si la levantan con pala, qué les cuesta ayudar ahora?”. Ganen lo que ganen lícitamente, lo que producen es lo que le corresponde a cada uno.
En el interín discutimos una reforma impositiva aprobada hace seis meses que fue pura cosmética, con la cual se hace muy difícil la necesaria apertura de la economía, y no hubo aún una reforma laboral que nos saque del fascismo que aún rige estas relaciones. Luego de la eliminación del cepo y la salida del default, casi todo lo posterior fue hacer la plancha para llegar al 2019.
Y el objetivo, claramente, debería ser otro: empezar a tomar medidas que nos acerquen a las ideas de la Constitución Nacional de 1863/1860, y así volver al camino de prosperidad que supimos tener antes de tanto Estado voraz, tantos impuestos y tantas regulaciones.

Abogado especializado en marcas y patentes. Activista por los derechos ciudadanos. Analista y asesor en temas de gasto público.
Conferencista y autor de los libros Yo pago, tú pagas, ellos gastan y Ellos Gastan 2002.
Conductor y productor de El Despertador Radio, Radio Génesis AM 970.
Columnista en Casado con el campo, Radio Argentina AM 570 y en Pregón Agropecuario.
Columnista en InfoPilar y en El Primero de la Mañana, Radio Cadena FM 94.9 de Pilar.
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