El germen populista de la inflación en la Argentina
Lo único que causa inflación es el exceso de creación de dinero. Darle a la maquinita, como se dice en Argentina a este flagelo que ya lleva 70 años. Los países desarrollados entendieron la regla hace siglos y los países emergentes, recién tras la caída del muro. Se limita el crecimiento de la oferta de dinero a igual ritmo que el crecimiento económico, permitiendo crecer con estabilidad de precios.
Moderar la creación de dinero obliga a ser muy prudente en el manejo de las cuentas públicas para evitar caer en la tentación de monetizar el déficit fiscal. Acá es donde Argentina, con una arraigada cultura populista, no logra superarse.
El populismo cae en la retórica de «la emisión no genera inflación» para no tener culpas en emitir y financiar un creciente gasto público. A la consecuente inflación la atacan pisando los precios en la economía, por lo que en breve se tiene un dólar desdoblado, tarifas atrasadas, férreo control de precios, regulaciones al comercio exterior y destrucción de las estadísticas, y aun así la inflación no frena dado que nada eso ataca su causa.
Argentina sobrelleva varios episodios de populismo económico e intentos de salir de ellos. Cambiemos es un nuevo intento de varios, pero el primero en el siglo XXI. Como en otras oportunidades de la historia, el desmadre económico heredado no es fácil de abordar. Arrancar con un déficit fiscal de 7 % del PBI hace que apagar la maquinita para frenar la inflación exija un importante ajuste en las cuentas públicas, o bien, tomar deuda para evitar encender la imprenta.
El Gobierno de Cambiemos hace un poco de las tres: un poco de ajuste, un poco de emisión y un poco de deuda. El déficit fiscal pasó de 7 % a 5 % del PBI en tres años, y ese déficit lo financia con deuda externa y 1,0% del PBI de emisión monetaria.
Ahora bien, dado que el populismo también se comió las reservas del BCRA, la nueva administración inició un programa de recomposición de las mismas, lo que obligó a encender la impresora de pesos para comprar dólares. Para la recomposición de reservas por 40 mil millones previo a la corrida, se emitieron $ 800 mil millones actualizados a las tasas de las Lebac y terminó siendo la principal causa de creación de dinero en la era Macri.
La recomposición de reservas impidió apagar la maquinita, lo que a su vez impidió frenar la inflación. Un punto técnico, las Lebac solo evitan que este dinero continúe creando todavía más dinero vía crédito, pero no anula la emisión inicial por la compra de dólares. Por ello los agregados monetarios crecieron casi constante al 30 % interanual desde 2016.
Ello implica que si bien este Gobierno frenó sustancialmente la creación de dinero para financiar al fisco, la encendió para recomponer las reservas, con lo que finalmente impidieron cumplir metas monetarias muy exigentes dado el contexto.
Estas semanas vimos el desarme de Lebacs del sector privado. El BCRA usó U$S 10 mil millones de los 40 mil millones que compró en dos años, revirtiendo parte de la creación de dinero. Pero para cortar la corrida, ahora el BCRA paga una tasa de interés del 40 %, sobre un pasivo del 9 % del PBI. Ello implica que acelera el único motor de creación de dinero que atenta contra los objetivos inflacionarios: ya no es ni el financiamiento al fisco, ni la compra de reservas, sino los intereses de las Lebac.
Si las Lebac pagan una tasa de interés del 30 o 40 %, implica una creación de dinero de 400 o 500 mil millones al año, equivalente a un crecimiento de la oferta de dinero del 15 % a 20 %, respectivamente. No está de más recordar que el BCRA solo puede pagar estas tasas devaluando el peso para no entrar en déficit cuasi fiscal.
El FMI exigirá apagar los tres motores de creación de dinero. No se podrá asistir al fisco, no se podrán comprar dólares y también pedirá apagar el motor de los intereses de las Lebac. Su desarme no es difícil ni traumático. Los dólares que consigue el Tesoro para financiar su déficit, los empieza a volcar en el mercado cambiario, y en paralelo, el BCRA desarma su pasivo de Lebacs al ofrecer menor tasa. Ello permitirá un dólar libre, que el fisco consiga los pesos para financiar su déficit, bajar el stock de Lebac y la tasa de interés, todo sin afectar el actual stock de reservas.
Pero no nos engañemos, Argentina solo le ganará a la inflación si todo el arco político entiende que la emisión genera inflación y dejamos atrás 70 años de populismo.

Economista de Econométrica.
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