Cómo piensa la mayoría de los argentinos en temas de política
A la hora de pensar u opinar sobre temas de política, la gran mayoría de los argentinos se hacen hinchas de un partido político y de sus personajes con la misma pasión ciega con que se fanatizan con su equipo de fútbol favorito.
La política es una ciencia, no un deporte, pero los argentinos piensan en política de la misma manera en que piensan en fútbol, donde lo único que importa es «la camiseta» y «defender los colores del club», sin detenerse a pensar por qué el director técnico (el presidente) hace un pésimo trabajo pero vive como un magnate, o por qué los jugadores (los políticos) pierden todos los partidos y a pesar de eso también viven como millonarios, o por qué el estadio (el país) siempre está a punto de derrumbarse por la mala administración y falta de mantenimiento, o por qué los hinchas (los votantes) tienen que juntar las monedas para comprar la entrada a cada partido (llegar a fin de mes). Y no importa en qué año Ud. lea esto, porque viene siendo así desde hace más de siete décadas.

Los fanáticos no razonan, no deducen y no piensan en el largo plazo. Solo quieren lograr el triunfo de su fanatismo sin ver lo nefasto que es, porque son incapaces de observar la realidad en forma crítica, objetiva y bien fundamentada. Por eso no se dan cuenta de que el enemigo no es Macri, ni Cristina, ni Néstor, ni Duhalde, ni el FMI, ni los yanquis, ni los ingleses, ni Juan De los Palotes. El gran enemigo de todos los argentinos es –siempre y en todo lugar– la casta parasitaria política que vive de los impuestos abusivos que están obligados a pagar todos los ciudadanos, mal llamados «contribuyentes», quienes en realidad son expoliados fiscales y que viven con la amenaza de perder sus propiedades o de ir a la cárcel si no pagan lo que dicen las leyes creadas por los políticos.

Todos los funcionarios públicos viven sus vidas enteras a expensas del erario, o sea del dinero que no les pertenece y que proviene de los impuestos que pagan los ciudadanos honestos que trabajan. A diferencia de un cuentapropista o empleado del ámbito privado, los políticos jamás pagan de su propio bolsillo los errores o medidas desacertadas que implementan durante su función pública, con las que invariablemente complican la vida de millones de ciudadanos y arruinan a otros tantos. Por algo se dedican a la política y no a trabajar como privados, ya que si así lo intentaran, se morirían de hambre porque carecen de la capacidad para ganarse una sola moneda en el mercado mediante el trabajo y el esfuerzo genuinos.
Personas irracionales como la chica de este video –que evidentemente no sabe a qué fue ni por qué está ahí– son quienes perpetúan el poder y los privilegios de los políticos de turno, votando con el fanatismo en vez de la razón.
Saquen ustedes sus propias conclusiones.

Informático. Analista de Sistemas de Computación. Librepensador, escritor y documentalista. Webmaster de Diario El Despertador.
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