¿Cómo afectará la asunción de Bolsonaro a la economía argentina?
En su apasionado discurso, el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, reafirmó sus ideas ya conocidas: orden y progreso, legítima defensa ciudadana, educación orientada a la creación de empleo, libre mercado y eficiencia, un gobierno que no gaste más de lo que recauda, reformas estructurales, apertura de mercados al comercio internacional, menos reglamentación y menor burocracia. Asimismo, hizo alusión específica de no aceptar la ideología de género. No cambió –como algunos esperaban– su discurso de campaña previo a asumir, intentando apuntar al apoyo de quienes no lo votaron, como suelen hacer muchos presidentes al iniciar sus funciones.
La seguridad fue el tema central que llevó a Bolsonaro a ganar la elección. Triunfó electoralmente a partir de su discurso apasionado en esta temática que año a año cuesta en Brasil nada menos que 65.000 vidas. También fue central la cuestión de la transparencia. Lula y el PT, como representantes del pasado, han quedado condenados por la sociedad en este sentido, materializado en el escándalo del Lava Jato. Los intereses materiales generados por el populismo –canalizado a través de más de 13 millones de planes sociales denominados Bolsa familia– no fueron suficientes para lograr que su candidato gane.
Argentina y el nuevo Brasil
A pesar de ser Brasil el socio comercial más importante de la Argentina, el presidente argentino Mauricio Macri no participó de la asunción de Bolsonaro, aludiendo a la imposibilidad por vacaciones. Tal actitud tuvo que ver con la idea de diferenciarse del perfil más duro de Bolsonaro y comunicarlo implícitamente a sus seguidores argentinos. De todos modos se reunirá a mediados de enero. En cambio, otros presidentes latinoamericanos participaron de la ceremonia de asunción, aún con fuertes diferencias ideológicas tal como el boliviano Evo Morales, cuyo país también depende fuertemente de la economía brasileña.
Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, tanto en exportaciones como en importaciones. La Argentina depende mucho de Brasil, pero Brasil no tanto de la Argentina.
El equipo de Bolsonaro ha declarado públicamente su idea de romper el “matrimonio” del Mercosur y abrir el juego hacia un intercambio comercial con el resto del mundo. Esto no implica dar de baja los beneficios arancelarios de los que gozan los países del Mercosur, pero sí abrir el juego a nuevos acuerdos con los demás países del planeta, en lo que se denomina un “regionalismo abierto” y competitivo. Si se me permite la expresión, una “chilenización” del Mercosur.
Argentina tiene la oportunidad de subirse al crecimiento eventual que podría acentuarse en Brasil. Para el año 2018, Brasil reportó un crecimiento económico cercano al 1,5 % y cuenta con un relativo orden y previsibilidad de sus cuentas fiscales. En tal sentido, y en caso de consolidarse el crecimiento por el “efecto Bolsonaro”, Brasil podría actuar como una aspiradora de posibles inversiones regionales que no dudarían en elegir un mercado gigante, con estabilidad y potencial de crecimiento.
Por su cantidad de habitantes, Brasil representa cinco argentinas (210 contra 44 millones de habitantes). Mientras tanto, Argentina –que aún no ha podido resolver el ABC de su orden fiscal– aumenta el nivel de incertidumbre respecto del financiamiento futuro, en la medida que se aleje el apoyo del FMI. Como muestra basta un botón: mientras la inflación del país vecino es cercana al 4 %, en Argentina es cercana al 50 %.
Por eso, la clave del éxito argentino tiene que ver con “hacer sus propios deberes” para lograr estabilidad y previsibilidad, así como las reformas impositivas y de legislación que le permitan alcanzar un nivel de competitividad a la altura del mundo. Es muy cierto que la cercanía geográfica ayuda, pero no es suficiente.
Brasil, un continente
Pocos años después de descubrir América, España y Portugal se dividieron el nuevo mundo mediante el Tratado de Tordesillas en 1494. La parte española se separó en diversos países, mientras que la parte portuguesa se amplió a partir del Tratado de Madrid de 1750 y nunca se dividió. Toda esa enorme magnitud es Brasil en términos de territorio, una de las razones por la que es parte de los BRICS junto a Rusia, India, China y Sudáfrica.
Las expectativas sobre el gobierno de Bolsonaro son inmensas, lo que por un lado es una gran oportunidad, mientras que por otro es un desafío complejo. Veremos qué sucede en los primeros cien días de gobierno –cuando el enamoramiento electoral choca con la verdad– y en qué medida el discurso que ha ganado la elección se acomoda a la realidad posible.

Director Ejecutivo de Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Profesor titular de Economía Política I en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) y Economía Argentina, Economía Mundial y Principios de Economía en la Cámara Argentina de Comercio y Servicios.
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