La gran estafa telefónica (o «mi vida no tiene sentido sin un celular»)
No sé si observaron que ya no se ven cabinas telefónicas en las calles, que son un servicio público que el Estado debería garantizar y controlar, y que está en manos de dos multinacionales de telefonía: Telecom y Telefónica.
La telefonía es el único servicio público que nunca ha sido subsidiado ni aumenta las tarifas desde hace 28 años. Una llamada local desde un locutorio cuesta $ 0,25. Sí, veinticinco centavos, menos que un caramelo. Para prestar este servicio, los locutorios deben instalar una infraestructura al servicio del cliente, y entre tickets de facturación, impuestos y gastos varios, se les va mucho más que los $ 0,07 (sí, siete centavos) de ganancia que deja cada llamada. Por eso los locutorios están cerrando uno por uno.
Entonces, si no hay cabinas de telefonía pública en la calle y no hay locutorios:
- ¿Quién y de qué manera prestará este servicio público?
- ¿Por qué el Estado, a través del ente regulador de las comunicaciones, no controla esta situación de vaciamiento y abuso por parte de las empresas licenciatarias?
- ¿Por qué Telefónica y Telecom no solicitan aumentos de las tarifas congeladas hace 28 años, ni reclaman subsidios?
Es muy sencillo: La telefonía básica está regulada y las licenciatarias deben cumplir con las tarifas y los servicios. Pero la telefonía celular no está controlada, por lo tanto las empresas mencionadas aplican a su criterio y voluntad las tarifas que quieren, haciendo además uso y abuso de en los planes mensuales por cargos y consumos inexplicables que nos aplican a los usuarios, sin que tengamos un control adecuado sobre esos conceptos.
Por eso nos bombardean a todos para convencernos de que sin celulares no podremos vivir, y por eso mismo han sacado todas las cabinas de telefonía pública de las calles, ahogando a los locutorios y provocando que cierren para obligarnos a consumir un servicio, el de telefonía celular, por el que nos facturan lo que quiere. Lógicamente, tienen al Estado como socio necesario para realizar la mencionada estafa, donde varios gobiernos se han hecho los desentendidos desde hace casi tres décadas.
Si algo iba a cambiar, evidentemente esto no estaba en los planes.

Contador público, docente universitario, actor, productor periodístico, conductor y animador televisivo.
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