Reportaje a Guillermo Lanfranconi en Desafío Exportar
«Los gobiernos nos cobran cualquier cosa para hacer cualquier cosa.» —Guillermo Lanfranconi, abogado, analista de gasto público y activista por los derechos ciudadanos.
—Dr. Lanfranconi, Ud. es el autor del libro que es la llave de este tiempo: Yo pago, tú paga$, ello$ ga$tan. Parece que nada cambió desde que actualizó su obra en 2017, que es una especie de manual del gasto público argentino. ¿Cuánto recauda el Estado y quiénes deciden esos gastos?
—Más que cuánto recauda, yo investigo cuánto y cómo gastan los distintos niveles del gobierno. Así se da, por ejemplo, que el Estado nacional tiene previsto gastar este año, ¡casi 4,2 billones!, un 166 % más que el primer año de gestión del ingeniero Mauricio Macri.
—En rigor, ¿en qué gastan los políticos argentinos nuestro dinero?
—Luego de observado mi tercer y cuarto trabajo, Yo pago, tú paga$, ello$ ga$tan 2016 y 2017, en los que visité más de 160 sitios web de la Nación, provincias y municipios, y de los 60 informes publicados hasta el momento en el periódico digital que creé a mediados de 2018 para denunciar el despilfarro de nuestro esfuerzo, llegué a la conclusión de que los gobiernos nos cobran cualquier cosa para hacer cualquier cosa. Todo ante el silencio cómplice y sumiso de la sociedad civil en la que incluyo a buena parte del «periodismo».
—¿Cuáles son los beneficios de ser político en nuestro país?
—En algunos o en muchos casos, es asegurarse su futuro y el de su familia. No solo en el nombramiento de asesores sino también en la no rendición de cuentas. Por ejemplo, los legisladores que casi no concurren a sesiones (aunque no sé si son más dañinos cuando votan las leyes que votan, pero eso es todo un tema), o los privilegios que se otorgan ellos mismos. E insisto, no hay una ciudadanía ni una prensa crítica o preocupada por el natural control del poder.
—Ud. sabe cuánto gana un diputado nacional, un diputado provincial, los legisladores y concejales, ¿pero tiene algún trabajo sobre cómo se administran los partidos políticos y sus autoridades partidarias? ¿No hay allí un verdadero agujero negro?
—En algunos informes publicados en mi periódico digital di a conocer los sueldos de algunos intendentes y concejales de la provincia de Buenos Aires. Pero hay que destacar que en este tema del gasto político, más importante que cuánto cobran es cuánto cuestan. Sería un ejemplo de «austeridad republicana» que se bajen las dietas, especialmente en este momento en el que se le pide un esfuerzo a quienes los mantenemos. El año pasado, cada concejal de Mar del Plata costó $ 684.000 cuando sus dietas deben oscilar entre los $ 60.000 a $ 65.000. Y este año, cada legislador porteño costará $ 5,8 millones; cada diputado nacional, $ 2,8 millones; y cada senador, $ 10 millones; todos son valores mensuales. Así como sería ejemplar que se bajaran las dietas, el verdadero ahorro está en reducir drásticamente todos los aparatos que los rodean. Sobre cómo se administran los partidos políticos, no tengo ningún trabajo específico, pero por los medios vemos que la financiación de las campañas de los principales partidos no fueron para nada transparentes.
—¿Cuáles son aquellos datos insólitos y «perlitas negras» que encontró en su investigación y considera que todos deberíamos conocer?
—Unos cuantos… Un municipio de la provincia de Buenos Aires llamado Tres Lomas, con poco más de 8.000 habitantes, el año pasado destinó $ 1.000.000 a su hotel La Posta; imagináte si tuviera 800.000 habitantes. CABA y Córdoba tienen 60 legisladores o diputados, siendo que en el territorio cordobés entran 12 CABAs, y cada legislador porteño cuesta aproximadamente siete diputados cordobeses. Los $ 459 millones que costaron los recitales AcercArte en 2018 (que todos los fines de semana algunos medios transmitían como «gratuitos»), o lo observado en el Presupuesto Nacional 2019. Del año pasado a este, los servicios de la deuda aumentaron un 84 %, y muchos de los ministerios que macri creó hace tres años y que luego «bajó» a Secretarías de Gobierno, gastan más que antes, o sea que todo fue «cosmética«. Y los costos de algunos legisladores provinciales, donde muchos rondan los $ 3 millones por mes.
—Nos expolian a través de un sistema tributario perverso y me llama la atención la pasividad de una pequeña porción de la población que esclavizada y ciega paga la friolera de 101 impuestos. No hay atisbos de una rebelión fiscal, incluso cuando se sabe que existen solo dos caminos: más impuestos o bajar el gasto público, y este último parece ser el que no se va a tomar.
—Estoy completamente de acuerdo y convencido de que los gastos que los privados pagamos con pobreza, falta o baja de actividad, expulsión de ciduadanos (nadie habla de quienes se ven obligados a buscar nuevos destinos para progresar), no se van a bajar si no hay una efectiva y constante presión ciudadana, a la cual convoqué varias veces en las redes sociales sin eco. Esta anomia, apatía o vocación de oveja de muchos argentinos es lo que me preocupa y sinceramente me fastidia. Hay quienes piensan que somos un país «socialista» o «peronista», y estarán de acá hasta el año 3.000 echándole la culpa a Perón de lo que les pase y no les pase. Pero yo critico mucho la falta de compromiso ciudadano, el no preguntarse «si no me gusta cómo está mi país o mi barrio, ¿qué puedo hacer para mejorarlo?». Dejar de buscar los culpables y enfocarse en soluciones. La cantidad de responsables inscriptos y monotributistas que hay en la AFIP demuestra que existe una gran iniciativa privada y habría más de ellas si hubiera menos impuestos y regulaciones.
—La AFIP es el más grande de los organismos del Estado, con 21.191 empleados y sueldos promedio de $ 181.500 pesos. ¿Cuál es su mirada sobre este y otros organismos que quebrantan u oprimen los derechos de los ciudadanos?
—Es como decís. El año pasado la AFIP gastó (se informó con bastante demora) $ 54.000 millones contra $ 46.000 millones del Ministerio de Salud, o los $ 38.000 millones del Ejército, los $ 34.000 millones del Poder Judicial, los $ 21.000 millones de la Armada, los $ 18.500 millones del Congreso Nacional y los $ 16.400 millones de la Fuerza Aérea. Quiere decir que la AFIP gasta como 3 Congresos Nacionales; o más que todo el Ministerio de Salud; o el equivalente a 2,6 Fuerzas Armadas; y si la comparamos con lo que gastan las provincias y hacemos una lista según sus presupuestos, la AFIP gastaría como una provincia más. Una vergüenza. Todo para violar diariamente nuestros derechos, no solo aplicando un sistema impositivo expoliatorio sino también un complejo de regulaciones que en muchos casos es humillante.
Reportaje realizado por la Lic. Marcela Viviana Jaimes en Desafío Exportar, nº 163, febrero de 2019.

Artículos de opinión: gasto público, impuestos, economía, política, justicia y actualidad en Argentina. «El poder de la información para la ciudadanía».
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