Manuel Belgrano y sus primeras memorias ante el Consulado de Comercio

Belgrano leyó su primera memoria como Secretario del Consulado de COmercio en la sesión del 15 de junio de 1795. El mismo día del año siguiente dio lectura a la segunda. En ella dedicó preferente atención a la agricultura a la que calificó como “el verdadero destino del hombre”. La naturaleza misma de las cosas daba a la agricultura un lugar excepcional, pues “todo depende y resulta del cultivo de la tierra; sin él no hay materias primas para las artes, la industria no tiene como ejercitarse y no puede proporcionar materias primas para el comercio”.

Según Belgrano, para obtener el mejor rendimiento del cultivo de la tierra se requerían tres condiciones indispensables:

  • Querer: Se debía amar la agricultura y trabajar la tierra a gusto, con vocación.
  • Poder: El agricultor debía contar con los recursos indispensables para introducir mejoras en los cultivos.
  • Saber: Conocimiento de lo relativo a la labranza de la tierra. La ignorancia era la generadora del poco éxito de muchos esfuerzos. Consideraba a este punto como el mas importante.

Por ello impulsaba la creación de una escuela de agricultura. Como estímulo, proponía el otorgamiento de premios de carácter eminentemente prácticos. Recomendaba que no se dejara, por parte de los labradores, la tierra en barbecho, pues “el verdadero descanso de ella es la mutación de la producción”.

También recomendaba la cría del ganado lanar: la vicuña y la alpaca, y mostraba gran preocupación por el problema forestal. Preveía, para cuando la madera abundara, su empleo industrial en la construcción de edificios y otros usos, pudiendo llegar a ser objeto de comercio. Era esencial facilitar al labrador la colocación más adecuada de sus productos.

Era un ferviente defensor de la libertad de comercio, pese a lo cual admitió el 5° principio de los tratadistas ingleses, según el cual “la importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, llevan tras sí la ruina de una nación”.

Para fomentar las artes y fábricas ya establecidas, propuso la creación de una escuela de dibujo, al que definió como “el alma de las artes”. También enfatizó la importancia de establecer una escuela de arquitectura.

Creía conveniente dotar a los labradores de los conocimientos en algún ramo de la industria que les permitiera utilizar con provecho los meses que no tenían que atender sus cultivos. Asi mejorarían su subsistencia y evitarían la ociosidad, el mal que Belgrano combatió sin descanso.

Propuso la creación de escuelas gratuitas donde se podrían dictar buenas máximas y amor al trabajo, pues un pueblo donde no reina éste, decae el comercio y toma su lugar la miseria. Consideraba a la ociosidad como “el origen de la disolución de las costumbres”.

El cuidado de las escuelas gratuitas debía confiarse a aquellos hombres y mujeres que hubiesen mostrado su habilidad y cuya conducta fuese irreprochable. Era importante la distribución de las escuelas. Debían estar en diferentes barrios y promoverse en todas las ciudades, villas y lugares. También propuso escuelas gratuitas para mujeres y así hacerlas útiles en su hogar.

Para proteger el comercio se requería la difusión de los buenos principios y prácticas en la materia, por lo que proponía la creación de una escuela de comercio. Para una protección mas completa del comercio impulsaba “establecer una compañía de seguros para el comercio marítimo y terrestre, en las que deberán empeñarse, al principio, todos los hombres pudientes del Virreynato”.

Le pareció indispensable que los hacendados tuvieran su representación en el consulado; de cinco de los consiliarios y uno de los cónsules.

Por indicación suya, el Consulado dispuso la concesión de diversos premios el 31 de marzo de 1797:

  • $ 50 al labrador que demostrase haber establecido un cultivo provechoso e informare en una memoria sus ventajas.
  • $ 50 a quien hiciera constar haber establecido una huerta y monte de árboles en el puerto de Barragán.
  • $ 50 a quien indicara el emdio de hacer grandes plantaciones en la Capital sin necesidad de cercos y sus ventajas.
  • $ 50 a quien manifestara el modo de tener aguadas permanentes en la campaña.
  • $ 500 a quien indicara el medio de preservar los cueros de la polilla.
  • $ 100 a quien manifestase el estado de población de cualquiera de las provincias del Virreinato.

El 9 de junio de 1797 leyó su Tercera Memoria en la que se ocupó principalmente del cultivo del lino y del cáñamo. Para su fomento propuso premios y entrega de semillas. Para la salida de dichos productos se establecerían fábricas de lona, jarcias y cordelería.

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Guillermo Lanfranconi

Abogado especializado en marcas y patentes. Activista por los derechos ciudadanos. Analista y asesor en temas de gasto público. Conferencista y autor de los libros Yo pago, tú pagas, ellos gastan y Ellos Gastan 2002. Conductor y productor de El Despertador Radio, Radio Génesis AM 970. Columnista en Casado con el campo, Radio Argentina AM 570 y en Pregón Agropecuario. Columnista en InfoPilar y en El Primero de la Mañana, Radio Cadena FM 94.9 de Pilar.