Recursos escasos – Necesidades ilimitadas

Dado que todas las tareas para producir cualquier cosa son necesarias y no todo puede hacerse por la misma persona, toda vez que las capacidades y habilidades siempre son menores a las necesidades de cosas para vivir, la división de trabajo para el intercambio es indispensable.

Y además, hasta podría decirse que es un fenómeno natural. La lluvia, el sol y el viento –por citar un ejemplo natural- no realizan el mismo trabajo, ni cumplen la misma función, pero los tres son necesarios para mantener el equilibrio natural planetario. Idéntica cosa se podría decir del reino animal.

‘’El mismo razonamiento explica cómo en el mercado todos los recursos están tendiendo siempre -aunque sea lenta e imperfectamente- a ser asignados a un uso socialmente óptimo, dejando sin atender otros usos potenciales por considerarse menos prioritario’’[1]

Es una forma de ejemplificar el principio básico de la economía que dice que los recursos son escasos frente a las necesidades que resultan ilimitadas.

No todo puede hacerse al mismo tiempo, ni con todos los recursos que existen en la naturaleza. Necesariamente se impone por vía de esta realidad un uso selectivo y alternativo de las disponibilidades existentes.

Pese a que factores de orden político tienden a desconocer este principio y, normalmente en el plano político, se opera como si fuera al inverso (recursos ‘’en abundancia’’ frente a necesidades ‘’limitadas’’) liberados de interferencias extrañas políticas, la gente procede de la primer manera.

Lógicamente de modo imperfecto y lento, por cuanto no está la perfección al alcance del género humano. Como dijo Popper, la ciencia avanza en un proceso de ensayo y error, y el mercado (como producto humano) también funciona en esa misma dirección.

El error consiste en aceptar la premisa marxista de una economía sin costos, y donde elaborar tal o cual cosa deviene simplemente de una decisión arbitraria y antojadiza del empresario.

‘’Es evidente cómo los intercambios voluntarios no son un juego de suma cero, sino, de hecho, un juego de suma positiva (gana-gana), en los que la ganancia es mutua’’[2]

Volviendo al principio elemental económico (recursos limitados versus necesidades ilimitadas) el juego de suma cero se produce cuando se rompe el círculo de intercambios voluntarios. Esto se causa cuando un tercero (que en general es el gobierno) intervine en esos intercambios, lo que automáticamente les hace perder su carácter de voluntarios, porque donde es alguien ajeno a las partes contratantes el que impone por la fuerza las reglas de juego, este deja de ser de suma positiva.

Las formas de injerencia estatal son muchas y tienden a multiplicarse, y las hemos estudiado en detalle en muchas otras partes. [3]

‘’Así surge una de las más importantes implicaciones sobre la distribución de la riqueza, que tanto preocupa a ciertos individuos, e incluso a organizaciones como las Naciones Unidas y el Banco Mundial, pues se comprenderá por qué en una economía de mercado alguien sólo puede hacer fortuna si enriquece a otros’’[4]

Por contraste, esto se logra solamente en la economía de mercado. Si el gobierno interviene no se origina tal efecto sino que unos se enriquecen a costa de otros.

Cuando –por citar un ejemplo- el gobierno fija precios máximos o mínimos rompe este equilibrio natural del mercado y se provocan distorsiones en las transacciones que benefician a uno de los negociantes y perjudican al restante, lo que crea un efecto dominó en el resto de la economía, que a la larga genera pobreza generalizada.

La redistribución implica un proceso personal de acuerdo a criterios caprichosos del funcionario de turno. El mercado, por contrario, es un mecanismo de carácter impersonal que sin proponérselo consigue el beneficio de la mayoría sin perjudicar a la minoría. Solamente por este efecto final es preferible la distribución a la redistribución.

‘’Ese hecho en sí mina la pretensión de superioridad moral de aquellos que proponen una redistribución, por el Gobierno, de la riqueza adquirida en el mercado, como un medio para aliviar la pobreza’’ [5]

Como dijimos, sucede al contrario. Toda redistribución implica volver a distribuir lo que el mercado ya había distribuido, ergo, por definición, el mercado nunca redistribuye sino que el término queda asociado a un agente externo al mercado. Por eso, en el caso, en economía hablamos de factores exógenos entendiendo por tales los que operan extramuros del mercado.

La redistribución origina una mal asignación de los recursos disponibles y por ende despilfarro de capital. Menor capital implica menos inversiones y -a su turno- salarios más bajos, con lo que se perjudican lo más necesitados.

‘’Más adelante volveremos sobre estas cuestiones y sobre las importantes implicaciones que tienen en las políticas fiscales, económicas y sociales’’[6]

Básicamente ya adelantamos esas implicaciones, sucede que para nosotros reunimos en lo económico lo que habitualmente, incluso para este importante autor, la mayoría divide en económico y social. Es que entendemos que la fórmula es redundante, toda vez que la economía es una ciencia social.

La función de la economía de mercado es hacer abundante los recursos escasos en la medida que lo sea humanamente posible.

Los gobiernos dicen que aspiran a lo mismo (y que pueden hacerlo mucho mejor que el mercado) pero tanto en teoría como en su práctica esto es imposible, porque necesariamente para alcanzar ese fin deben echar mano al uso de la fuerza con lo que se rompe la espontaneidad natural del mercado.

De tal suerte, el efecto derivado por la intervención estatal en la economía es precisamente el contrario: los recursos disponibles cada vez lo son menos y las necesidades quedan insatisfechas, al tiempo que se multiplican sin límite.

[1] Manuel F. Ayau Cordón Un juego que no suma cero La lógica del intercambio y los derechos de propiedad Biblioteca Ludwig von Mises. Universidad Francisco Marroquín. Edición. ISBN: 99922-50-03-8. Centro de Estudios Económico-Sociales. Impreso en Guatemala. Pág. 25

[2] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 25

[3] Ver nuestros libros en https://libros-gsb.blogspot.com/

[4] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 25

[5] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 25

[6] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 26

Gabriel Boragina

Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas. Egresado de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas). Fundador, Director, Editor y Redactor de la revista de divulgación académica Acción Humana.

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